8 de agosto de 2009

¿Alguien le puede explicar a esta chica lo que es un poema?

A ver: hace rato que quería hablar de esta infradotada pero nunca se presentaba la oportunidad. Hoy, mientras estaba en el trabajo, una amiga me acercó la noticia: la Secretaría de Cultura de la Nación (nada menos) habría premiado (uso el condicional porque ahora parece que no es así) a la "vedette" (si me preguntan, vedette para mí era Nélida Lobato, incluso hasta Moria Casán en sus comienzos y no estas arrastradas de ahora, pero bueno...) Belén Francese, por (agarrensen de las manos porque esto es mor-tal) "incentivar a los adolescentes a la lectura y el arte posmoderno".
¡Mi Dios querido! ¿Qué carajo será el "arte posmoderno"? me pregunto compungida. ¿A qué se referirán con "incentivar a la lectura" si sus textos son meramente jueguitos de palabras propios de un niño de corta edad? ¿Y por qué sólo se refieren a una porción etaria tan inestable como los "adolescentes", quienes por regla general no agarran un libro a menos que sean emos o seres traumatizados desde pequeños? ¿Acaso alguien puede creer semejante barrabasada, semejante estupidez, semejante bochorno?
Y sí. Cuando se piensa en la barrabasada, estupidez y bochorno que se hizo para un evento tan magno y trascendental como la Feria del Libro de Frankfurt (donde en lugar de pensar en los representantes más obvios y preclaros de la cultura nacional, como 1) Borges, 2) Cortázar y 3) -aunque no es santo de mi devoción precisamente, pero pongamos- Sábato, se pensó en Maradona, Evita y no sé qué otras "figuras" más), no resulta extraño que a algún iluminado se le ocurra premiar a esta tirapetes, como diría un compañero de trabajo. 
Pero no perdamos precioso tiempo ni gastemos pólvora en chimangos. Ya se sabe que este país es una joda y que los dueños del circo siempre son otros (y son, básicamente, siempre los mismos). Si le quieren dar un premio a esta bi-neurona siliconada, esta Leuconoe (*) posmoderna, perfecto. Si es, como se dijo luego, una movida de prensa, peor aún, pero no es eso en realidad lo que a mí más preocupa (aunque todo esto me provocó una sensación de incredulidad mezclada con desolación e impotencia, y a la vez funcionó, a Dios gracias, como un incentivo más para perseverar en mi camino de la búsqueda constante de la superación, de la precisión, de la concisión, de la belleza y del saber...). Lo que más me preocupa es que alguien pueda llegar a creer que las pelotudeces rimadas que, supuestamente, escribió esta lumbrera de la calle Corrientes (me permito dudar que haya escrito ni una sola vocal, pero, bueno, no tengo pruebas...) es poesía. 
Y no es exagerado creer que eso es posible, porque en el imaginario de la gente, la poesía suele ser una cosa medio indefinible que, sin embargo, se destaca por la rima, un detalle menor, a decir verdad, pero inculcado seguramente por los años y años de machaque escolar con la maquinita ritmíca de la rima a cualquier precio. Y de eso es, en realidad, de lo que quiero hablar. Quiero contarles a todos aquellos que se aventuren por aquí que NO es la rima, ni siquiera son los versos, los que definen, técnicamente hablando, qué cosa sea un poema. Y aquí me veo ya a los supuestos irreverentes del verso, a los libérrimos poetas del sentimiento, a mis queridos poeñoños rasgándose todas las vestiduras con sus afiladísimas plumas al grito de "nadie puede definir qué es un poema, qué es eso de definir técnicamente un poema, no hay técnica en esto, no hay reglas, sólo el hondo sentir del sentimiento del poeta, blah, blah, blah". Bueno, queridos, bufen, y bufen mucho, porque sí hay reglas, sí hay técnicas, sí hay procedimientos y sí hay maneras de saber qué es un poema y qué no lo es, aunque, desde luego, persista siempre un halo de magia y misterio que escapará irreversiblemente a cualquier intento de definición (pero eso pasa con cualquier rama del arte y con cualquier cosa que, en última instancia, tenga que ver con el ser humano y lo que lo rodea). 
Vamos a clarificar un poquito la cosa. Cuando aquí yo hablo de poesía, me refiero siempre a la poesía lírica. Me refiero a los textos que pueden ser pasibles de ser definidos como textos poemáticos líricos y no como simples textos poemáticos o, bien, textos versificados. Porque el hecho de que un texto esté escrito en verso e incluso que rime NO significa, técnicamente hablando, que se trate de un poema lírico. Daré un ejemplo clarísimo: todos deben conocer esos versos que rezan "Treinta días trae septiembre / con abril, junio y noviembre...". Bien. ¿Es eso un poema lírico? No: es un texto poemático versificado. ¿Por qué no es un poema lírico? Porque no transgrede un esquema discursivo anterior. Lo que diferencia un texto "en verso" de un poema lírico es justamente eso: que el texto lírico siempre (y cuando digo siempre, quiere decir SIEMPRE) transgrede, subvierte, transforma, muta, retuerce, exprime, subleva y varios verbos por el estilo más, un esquema discursivo previo, cualquiera sea éste y de todos los modos imaginables: fonemática, sonora, espacial, semántica y sintácticamente hablando. Por eso "Poesía eres tú" de Bécquer es un poema lírico (porque retuerce o resignifica o refuncionaliza un diálogo entre un hombre y su enamorada) y no un texto versificado como sí lo es "Treinta días..." o las pelotudeces atómicas que publicó Francese. 
Entonces... cuando se entienda la diferencia entre una cosa y otra, se comprenderá también por qué suelo enojarme tanto con los poeñoños y por qué me da tanta pena ver que nadie o que muy poca gente se revienta el lomo laburando en sus textos, que casi nadie se toma en serio su oficio, que casi todos creen que esto de escribir es soplar y hacer una botellita atrás de la otra, todas siempre igualitas, como si fuera una fábrica de caramelos... No, señores: el poeta no es un reproductor asintomático de lo que ve, el poeta no es un periodista romántico que escribe versitos para conformar a los piqueteros ni es un héroe que cree que va a salvar al mundo ametrallando dictadores con poesía. 
El poeta apenas puede con su propia salvación y lo único que quiere cambiar es su propia forma de decir para poder decir aquello que le bulle en las entrañas como un ronco volcán del modo más claro posible (eso que, de todos modos, se le escapará, porque el lenguaje, que es su ÚNICA MATERIA, es intrínsecamente opaco, ambiguo y fascista, y nunca le permitirá decir lo que él realmente quiere decir..., pero no importa; el poeta, si es un poeta de verdad, perseverará, resistirá, eludirá todas las trampas, le pondrá a su vez otras al lenguaje y no cejará jamás en su intento). El poeta puede jugar infinitamente con las palabras y con el lenguaje e incluso permitirse rimas más pelotudas e infradotadas que las de Francese pero con la gran diferencia de que siempre se va a tomar muy en serio su quehacer, que no es otro que el de avivarnos, el de decirnos "carpe diem!" a cada instante, porque la vida es justamente eso, un instante y se va, ya se fue, ya pasó y nosotros, entretanto, ¿qué hicimos? 
Si alguna función debe tener el arte en general o la poesía en particular, creo que ha de ser esa: alertar de la fugacidad y de la belleza de la Creación. Y aunque todos puedan poner por escrito (que NO es lo mismo que escribir) sus impresiones al respecto, sólo aquellos que tengan el talento, el tesón y la resistencia necesarias lograrán transformar esas impresiones en algo trascendente, en algo que quizás (y sólo quizás) pueda ser digno de ser llamado arte algún día. 

(*) Leuconoe: del griego "leuco", blanco, y "nous", pensamiento. Traducido: "mente en blanco" (una forma fina de decir, gracias a Horacio, estúpida).

29 de julio de 2009

Contra los catadores de lo simple

Todavía sigo encontrando gente para quien es más importante qué se dice que cómo se dice. Es increíble pero aún persiste ese tipo de pensamiento, ya sea entre gente que escribe o entre gente a la que simplemente le gusta leer y no tiene ninguna otra pretensión artística. Por lo general, es la misma gente que adora a Benedetti y a otros sujetos por el estilo, esos poetas de la claridad prosaica, de la transparencia más anodina, de la "objetividad" copiada del discurso rimbombante de los noticieros. Debe ser, seguramente, un empeño vano hacerle entender a esta gente que la literatura es justamente todo lo contrario: la literatura es opaca de por sí, es similar a una bruma, una niebla, que deja entrever algunas formas y esconde otras; nunca pone todo en la superficie, nunca deja todo al descubierto. Pero, claro, cómo hacerle entender a un degustador de la falsa sencillez que eso no es lo que desde hace unos dos mil años (sólo para limitarnos a la nomenclatura occidental y cristiana del tiempo) se entiende por "literatura", o, en el caso que me obsede, "poesía".
Igual que los poeñoños, los catadores de lo simple protestan cuando un poema se las pone complicada, cuando "no se entiende lo que quiere decir", cuando "no está claro". ¿Pensaron estas personas que la poesía no es para ser "entendida" como se entiende un problema matemático? ¿Se detuvieron a pensar que la poesía es más bien para ser pensada como un dilema filosófico? ¿Se pusieron a investigar alguna vez las poderosas raíces que enlazan, como vasos comunicantes subterráneos, a la filosofía y la poesía? Seguramente no.
La poesía es, ante todo, un modo de estar en el mundo. Y frente a aquellos que reclaman la acción por parte del poeta (como si su hacer poético no fuera suficiente), sería bueno oponer la raíz etimológica de donde deriva todo esto: el verbo griego 'poieo' significa, primeramente, "hacer". Por tanto, el poeta está haciendo aunque no salga con un fusil a matar a los opresores, como muchos aún le reclaman, en pleno siglo XXI. Y frente a otros tantos que pugnan por una "literatura solidaria", como tuve el horror de leer no hace mucho en un foro poético, sería también interesante oponerles otra incontrastable verdad: no hay "solidaridad" alguna en el acto literario, más aún, en el acto artístico. El arte es gratuito, es inútil, no tiene que venir teñido de segundas, terceras o cuartas intenciones, el arte simplemente es y menos que menos tiene que venir a cumplir las funciones del estado o de quien fuera. El arte está ahí para avisarnos que el mundo no es como lo vemos a diario y por esa sola tarea ya está dispensado de hacer nada más. No necesita ser "solidario" ni "combativo" ni "revolucionario" ni ninguna otra cosa por el estilo, porque en su misma raíz, en su misma definición está presente la subversión del orden conocido y establecido.
Pero, claro. Vaya usted a decirle todo esto a alguien convencido de que no importa cómo se dicen las cosas (precisamente aquello que diferencia lo artístico de todo lo que no lo es), a alguien que todavía cree en la revolución, en el cambio y en otras ramas de la literatura fantástica. El cambio sobrevendrá cuando los "clarificadores" dejen de seguir reproduciendo la vida "tal cual es" en su prístinos y ñoños textos y comiencen a mostrar justamente aquello que no queremos ver, las heridas, las feas cicatrices, los momentos verdaderamente horrendos, las zozobras ínsitas del alma, los escozores, los temores, las tragedias auténticas, todo lo que el humano ser se especializa en barrer debajo de la alfombra. Es precisamente el arte, en todas sus formas, el que viene a desenmascarar todo eso, y lo desenmascara, vaya paradoja, con belleza, con erudición, con profundidad, con una cosmovisión detrás, no con palabritas adecuadas para los oídos de los bienpensantes y de las señoras gordas que todavía creen que la realidad es lo que pasa en la tele.

17 de julio de 2009

Hoy, imperdible!!! Maldita Ginebra strikes again!!!

Una poeta seria y respetada, irremisiblemente perdida por los vapores etílicos y otros de la tribu ginebrera!!! Una poeta seria pervertida por los espíritus insurrectos de Henry Miller, Cayo Valerio Catulo y el supremo Marqués de Sade va a leer sus tiernos, pudorosos y arrebatadores poemas probablemente sentada en las rodillas de uno u otro coordinador del ciclo, sólo porque no quiere quedar mal ni dejar de estar a tono. Entonces, este viernes, misa hereje en Maldita Ginebra!!! ¿Te lo vas a perder?

MALDITA GINEBRA
(la dama desdentada del Abasto)
CICLO DE POESIA EN EL ABASTO
Microfono libre.
Entrada libre y gratuita.
En: "Casa de Zenón el Andino"
Viernes 17 de Julio, a partir de la medianoche...
Corrientes 3416 (Corrientes y Gallo,
IMPORTANTE: cambió la entrada, ahora hay un kiosko,
estamos al fondo pasá
sin problema através del él,
el que atiende ya sabe...)

Corrieron una marathón? la San Silvestre?... No.
Jugaron la final de un campeonato “inter-barrios” y encima, fueron a los “alargues”?... No.
Entraron mamados a un bar donde festejaban los: “100% Lucha” y les dijeron:"Uds...? Uds…? Son todos unos miserables gorditos trolos!"?... No.
No... NO… nada de eso... solo hicieron: MALDITA GINEBRA y en el día después(sábado) están destruídos… demolidos… idos… las vías respiratorias comprometidas, los hígados grasos hechos de chicle, los músculos acalambrados, las miradas casi muertas, los culos rotos...
Pero como? Cómo es esto de que para hacer un simple: ”ciclito de poesía pedorra” se requiere tener un buen estado físico?... No... NO Algo anda mal. Algo no anda bien...

Erker y Urrus, atletas de las letras, los invitan al siguiente menú para este viernes 36 de Julio:
1.- Misa Hereje en M.G.
Nuestros amigos en Sinaloa (Sinaloa, México, ver: “saga ginebrera”, mails anteriores, en donde contamos que nos visitó el gran: “Flecha Dorada”, luchador mexicano venido a menos; forzado a escaparse de su México natal porque en un ataque de egocéntrismo, de suma vanidad sin límites de todo límite, no quiso “tirarse en el primer round” y le ganó al challenger de turno, haciéndoles perder mucha plata a “ciertos jefes locales”, sí… mejor no hablar de “ciertas cosas” no...?) – decíamos, “nuestros amigos”… - allá en el norte-profundo nos llamaron y nos dijeron: “Chavos… saben? nos cayeron en gracia Uds… Les tenemos una sorpresa. Sabemos que son amigos de guardar en formol algunas cosas, como: “la pata de Garquel” que nos comentaron que tienen, bueno… les mandamos: “la cabeza del primer chancho que originó la epidemia del H1N1!” en el mundo… Regalito nuestro, pa’ uds. gringos…”
Nos quedamos de una pieza…
Inmediatamente consultamos con nuestras pitonisas-brujas-sanadoras y etc etcéteras, en nuestro Abasto-base, y llegamos a una unívoca conclusión, éste era el mejor momento para exorcizar al demonio de la fiebre porcina en M.G.!
Por eso este viernes 17 de Julio, en una misa hereje al mejor estilo M.G.conjuramos a todos los dioses y demonios habidos y por haber, en el mundo y en los sub-mundos, para que el virus de la chancho-pandemia afloje, en nuestra ya de por sí castigada geografía Argentina…

MISA HEREJE EN MALDITA GINEBRA

http://www.youtube.com/watch?v=RODdaLvvmTY

Dirección: H.Urruspuru - Erker
Producción: Club Once Corazones de Gerli y su sub-comisión de Truco-dominó y cultura.
Guión: Pato Pasquini
Música: Albita de Tanti
Fotografía: Paiaso Crazy
Género: de Terror (o sea: "Bizarro-mal"... bueno, es lo que nos sale che, sino alquilate una de Tarantino, tarado...)

Cast

Ignacio Ciro Osorio como: “El sumo-sacerdote que oficia la misa”
Pato Pasquini como: "Sor Ethel, la llevadora de la vela-1”
Lucila Luly de las Mercedes, como: “Sor Raimunda, la llevadora-sopladora de la vela-2”
Erker como: “Llevador de la cabeza del chancho (incluye auto-flagelación, llanto, y masturbación en vivo)
Albita de Tanti como: “La lírica del Bel Canto" (incluye el “Ave María" de Goudnod y el de Shubert)
H.Urruspuru como: “Lector del misal-1, y pasajes, de poemas de Sor Juana Inés de la Cruz”
Coni como: “Lectora del misal-2 y pasajes, de poemas de Sor Juana Inés de la Cruz”
Anselmo Maciel como: “El que le da de palos hasta hacerle salir el alma de entre las carnes al Rey Larva" (el momento más tenso de la obra...)
Y Richi "Matafuego" Pantuzzo como: “Richi "Matafuego" Pantuzzo"

Chancho... vas a sufrir...

Imperdible… no falten!
2.-Presentamos a: La Consecuencia de la Ciencia Ficcion
Es un trio conformado por musicos pentatónicos, recientemente emancipados de bandas raras que merodeaban el under local.
Ellos son Ignacio Camueira (en guitarra y voz) y Mario Gonzalez (en bateria), ambos ex-miembros de "Los Niños Perdidos", y Jean Paul Gambarotto (en el bajo), ex-miembro de "El Ejercito de las Tinieblas".

3.- Serie: Homenajes en vida! Hoy: “Richi “Matafuego” Pantuzzo”. Incluye anécdotas, poemas, desnudos, y descorches varios de tintos a lo largo de la noche... (lo acompañan David en guitarra, y Urrus en vientos)

4.- El flanco tambaleante de la poesía, queda cubierto/protegido con la presencia de:Analía Pinto

Mini-bío: ANALÍA PINTO
Poeta, escritora, correctora, periodista cultural de a ratos, blogger y estudiante de la carrera de Letras en la Universidad Nacional de La Plata. Editó y dirigió el boletín literario La Granda Milito, distribuido por e-mail a más de 500 suscriptores entre 2003 y 2006. Publicó en diversas antologías de poesía, en revistas y sitios de Internet como El Interpretador, Axolotl, Letralia, Al Margen, Adamar, Fin y Los Nóveles. Participó en la redacción y confección del Diccionario de Autores Argentinos (2007), proyecto cultural patrocinado por Petrobras Energía S.A. Obtuvo numerosas menciones en concursos literarios, de las que se destaca el Primer Premio en el Quinto Concurso Internacional de Cuento y Poesía “Hespérides”, origen de su primer libro de poemas, Peaches en Regalia (Hespérides, La Plata, 2008). Actualmente se desempeña como referencista del SeDiCI (Servicio de Difusión de la Creación Intelectual) de la UNLP, es colaboradora free-lance en la agencia de noticias independiente ANSud, coordina (junto con los poetas Adrián Bet, Karina Sacerdote y Carlos Roldán) el ciclo de poesía "Vientos Contrarios", y concurre al Taller de Corte y Corrección del escritor Marcelo di Marco.

mi cuerpo aún baila

-mudo-

empuña en sus manos lo que quedó

lo revolea

espolea aún más su curvatura con el roce del pelo

expulsa

expone grita alza llama

y huye después

sorprendido

atónito por los recuerdos que lo sitiaron de nuevo

sin su consentimiento

5.- Y nuevamente la música de: Santiago "mi negro" Araya (+Osky en bajo) y Juana Chang... ginebreros-base, hermanos que vuelven de la noche de los tiempos...

Hacen M.G.
Ficha técnica.
Des-Conducción: H.Urruspuru (el poeta más triste del mundo) & Sr. Erker (poeta verdulero-swinger)
Conducción Musical: Berni y la Burundanguen Blues Band
Asisten, las guitarras veloces y aflamencadas de Adrián y Krosty.
Segunda línea: Anselmo Maciel, Toto del Abasto, Zenón el Andino.
Tercera gloriosa línea: Pato - Alba - Lucila - Cony

10 de julio de 2009

Lean y aprendan, con Joan Margarit

Las palabras que siguen, extraídas de una nota sobre el poeta catalán Joan Margarit, tienen, a mi entender, no sólo gran sensatez sino una gran enseñanza. Por eso, lean y aprendan:

El Premio Nacional de Poesía 2008 acaba de publicar Nuevas cartas a un joven poeta (Barril & Barral, Proa, en catalán). Un volumen no apto para los que esperen encontrar el aliento necesario para convertirse en poetas. "La poesía no regala nada. Los poemas malos son residuos, ensucian el mundo y no son ni inocuos. Ser poeta es una decisión muy grave, muchos se la toman a coña porque son jóvenes, pero luego ves a hombres que pasan de los 50, amargados y cascados que llevan toda la vida escribiendo malos poemas. Si decides ser poeta, tienes que ir a por todas", argumenta el maestro.

A los que quieren penetrar en el laberinto de los versos les brinda dos recomendaciones: conocer a los clásicos y copiar muchos poemas a mano. En su caso, los de Neruda fueron una obsesión. "Fue el vicio de mi juventud, pero Neruda hizo mucho daño... El poeta debe entrar en los maestros pero también debe saber salir, como en los temas amorosos. Querer mucho una cosa es querer una repetición. Enamorarse es la esperanza de que tú y yo hagamos algo repetidamente sin cansarnos. Sin la repetición, el acto amoroso no existe. Y eso es lo que pasa con la poesía. Neruda es un gran seductor, y si te enamoras de un seductor lo pasas fatal. Neruda es un río de posibilidades y no me liberé de él hasta que le encontré el punto flaco", dice antes de un breve silencio para tomar aire.

"Neruda tuvo una hija discapacitada. En 1936, cuando estalló la guerra, aprovechó para mandar a Holanda a su mujer y a la niña. Lo hizo porque estaba liado con Delia del Carril, la pintora argentina. Y ahí me dije: Joan, esto no funciona. Un hombre que no se ha dejado ni las papeleras, que ha hablado de Stalin y ha escrito odas a todo, ¿no se acordó de esa niña?. Esa es la grieta. Después de Neruda, ningún otro seductor me hizo sufrir", confiesa risueño. Así es Margarit, capaz de desvelar el misterio del amor a la vez que desarma a Pablo Neruda.

Si algo me hacía falta para que Neruda terminara de caerme antipático era enterarme de algo así. Concedo en que ha escrito un puñado bastante interesante de versos para recordar y hasta algunos poemas muy buenos, pero en general me parece un poeta bastante limitado y el fanatismo que produce en la gente que no escribe poesía se me hace tan sospechoso como el que le profesan al finado Benedetti...

31 de mayo de 2009

Una buena noticia en este domingo fríooooo

Acabo de enterarme de que un poemilla mío ha obtenido la Mención de Honor en el II Concurso de Poesía y Cuento Breve 2009 del Grupo de Escritores de los Malos Ayres. Aquí pueden ver los resultados completos y aquí el poema premiado. 

22 de mayo de 2009

La verdad de la milanesa

Después del aluvión Benedetti (he aquí alguien que tuvo todavía más pelotas que yo -que sólo tengo ovarios- para decir las cosas como son), de recibir en Facebook incontables mensajes con fragmentos de sus poemas, con videos, con saludos, con lloros y felicitaciones mutuas entre todas sus viudas, vuelvo a mi prédica habitual. 
Esta vez, otro poeta español viene al rescate. Luis Antonio de Villena, posiblemente un inconnú en estas pampas, da en el clavo, en mi opinión, en las siguientes declaraciones: 

Poetas hay muchos, pero pocos buenos. La poesía es el género más fácil de hacer, pero el más difícil de hacer bien. Una persona que durante treinta días escribe cada noche sus angustias, en un mes ya tiene un libro. Obviamente, será un libro muy malo, porque son llantinas del corazón. Sin embargo, un novelista, aunque sea muy malo, tiene que rellenar 250 páginas. Una novela cuesta mucho trabajo hacerla. Un libro de poesía mala se hace en treinta días.

A mí antes, cuando era malo, porque ahora soy más bueno, me dejaban libros con frases como: "Anoche yo sufrí desesperadamente, monstruos convulsos rondaban mi cama". Yo los llamo poemas de mala noche. En lugar de escribir poesía, esta gente tendría que tomarse una aspirina. En España, por ejemplo, un premio de poesía no significa nada. Significa que la editorial edita el libro. Estaría bien que al poeta que empieza le pusieran más dificultades. Si a un concurso de poesía se presentan cien títulos, a uno de novela se presentan doce. No obstante, hacer un libro de poesía bueno es más difícil que hacer una buena novela. Un mal libro de poesía lo hace hasta una portera, con todos mis respetos. Lo hace cualquiera.

Y mucha razón tiene también quien cita primero esta nota (aquí la pueden leer completa), el venezolano Jorge Gómez Jiménez, en su excelente blog Letralia al aseverar que hay una verdadera repulsa al trabajo e incluso a la mera idea de que escribir es un esfuerzo, es un trabajo incluso físico, que implica un desgaste y una concentración mental muy grandes y que no basta con poner dos o tres pavadas cortadas como un verso para, mágicamente, obtener un poema.
Que hay malos novelistas no es ninguna novedad, pero lo que realmente abunda son los malos poetas. No sólo de la mano de Benedetti (o, mejor dicho, de su imagen mediática como prototipo del "poeta") y otros por el estilo, sino apoyados en la falsa idea de que como la poesía es breve, "naturalmente" debe ser más fácil escribirla... Una idea tan peregrina como ésa sólo puede concebirse en la mente de los simples, de los ignaros, de los que nunca han usado más de tres neuronas en una misma sinapsis. Cualquiera que haya leído un poco sabe que es mucho más díficil lograr un poema más o menos pasable (no digamos ya bueno) que una prosa regular. 
Prosa regular se logra sin ningún esfuerzo: poesía mala, de la peor, con menos esfuerzo aún. Y como vivimos en una sociedad que premia SIEMPRE la ley del menor esfuerzo, que incluso incentiva el ideologema del batacazo, del salvarse de cualquier manera que NO implique el trabajo rudo y constante, que todo el tiempo ofrece salidas fáciles para toda clase de problemas y situaciones, resulta bastante natural que los poetas malos florezcan como hongos después de la lluvia (puta, qué lugar común acabo de mandarme, sepan disculpar, no es una noche muy "inspirada", ja ja). Ni hablar si a esto le sumamos la facilidad con que hoy día puede accederse a un medio de comunicación masiva sin pasar por ningún filtro o instancia mediadora antes. Ya vemos que cualquier hijo de vecino, una servidora incluida, tiene su blog, su paginita web, su perfil de Facebook, etc. 
Y a todo esto, yo siempre me pregunto, ¿y la poesía dónde está? ¿Dónde queda la poesía después de todo esto? ¿A dónde vamos a llegar si los poetas malos se leen y festejan entre ellos y los más o menos buenos nos ignoramos cortésmente unos a otros? ¿Dónde nos puede llevar este egoísmo, esta auténtica competencia desleal? Flaco favor le hacemos a las letras y a su verdadera difusión como vehículo de expansión y conocimiento (por ende de libertad) si seguimos ombligueándonos tan alegremente...

17 de mayo de 2009

Un bastión de los poeñoños

Me entero por FB, una vez más, que hoy falleció Mario Benedetti. Ahórrenme ponerle links y demás, porque es harto conocido y porque la web debe estar hoy inundada de ellos. Benedetti no es santo de mi devoción. Lo he leído, no vayan a creer. Su libro de haikus, por ejemplo, me parece algo de lo más bello. Pero en general no me gusta porque es el paradigma de lo cursi. De lo remanido. De lo ochentamil veces visto. De, justamente, lo que intento combatir en estas y otras tantas páginas. 
Nunca leí un verso suyo que me iluminara, me cambiara la vida o me arrojara a una nueva comprensión de las cosas o del mundo. Es un poeta de los que bien podrían llamarse "reproductores", siguiendo la terminología althusseriana (o una deformación de ella). Es un poeta que reproduce y no RECREA la realidad. No dice nada que no sepamos, no sorprende, no estimula. Por eso gusta tanto a los ñoños. No conozco un solo poeñoño que no se encandile, admire, desmaye y orine por Benedetti. Es, justamente, el paladín que justifica todos sus desvaríos. Es el poeta que los confirma en su hacer, mediante el siguiente silogismo: "Si Benedetti lo hace y es famoso y reconocido, ¿por qué no iba a hacerlo yo?". 
Desde luego, afirmar semejante cosa no me va a ganar amigos, más bien todo lo contrario, pero no me importa. Ésta es mi tribuna de opinión y estoy autorizada a decir lo que me plazca, que para algo es mi blog y punto. Si alguien disiente, que comente y ofrezca pruebas contundentes de que Benedetti no es un poeta mediocre, de segunda línea, tanto en Uruguay como en el resto de la cultura hispana. Que sea muy leído y muy vendido no significa que sea bueno (una cosa que los poeñoños deberían aprender a no confundir es la literatura con la sociología de la literatura). Otros poetas uruguayos le pasan el trapo sin el menor esfuerzo. La propia Idea, entre ellos. 
Lo malo del caso, en mi opinión, no es la poesía en sí de Benedetti, porque eso en última instancia es algo que afecta -o no- a la subjetividad de cada cual y listo, si no la imagen de poeta (una cuestión de sociología de la literatura, insisto) que se construyó mediáticamente a partir de ella. ¿Qué quiero decir con esto? Que basta decirle a alguien que no es "del palo", por así decirlo, que uno es poeta para que inmediatamente pregunte "ah... ¿te gusta Benedetti? ¡a mí me encanta...!" (otro tanto pasa con Neruda, pero Neruda al menos tuvo etapas de buena poesía o de poesía salvable cuando menos). ¿Y cómo explicarle a esta persona que uno detesta a Benedetti porque justamente encarna todo lo contrario de lo que uno cree que debe ser un poeta? Se complica bastante. En cuanto se le responde que "la verdad mucho no me gusta..." uno comienza a ser mirado como el bicho raro que sin dudas es y probablemente ya no le dirijan más la palabra. Más que nunca, entonces, se recuerdan los versos inmortales de Baudelaire, aquellos que comparaban al Poeta con el albatros, ese rey de los mares que en la tierra no podía caminar...

14 de mayo de 2009

Para qué se escribe

Tendría que estar escribiendo en Fauna Abisal puesto que hoy es jueves pero sobre la marcha, as ussual, he cambiado de opinión y aquí estoy. En rigor de verdad pensaba publicar esto mismo en Fauna pero a poco de comenzar a escribir mentalmente lo que a continuación transformaré en bytes me di cuenta de que éste era su lugar, que es el lugar de la poesía y del pensamiento. 
Pensaba, pues, para qué se escribe. Y mi respuesta es para saber qué pienso. En esto me apoyo en una frase que siempre cito del poeta W. H. Auden: "¿Cómo voy a saber lo que pienso si antes no lo escribo?" (cito de memoria, el instituto real puede diferir del de la foto). Mi respuesta entonces es: escribo para saber qué me pasa, qué pasa con lo que me rodea, qué pasa con el mundo. Escribo porque no tengo las cosas claras ni resueltas (es la misma razón por la cual me psicoanalizo). Escribo para despejar la bruma que crece a nuestro alrededor incesantemente, bruma fabricada por la propia opacidad de las cosas, pero también por los designios de la "sociedad", la "cultura", los "medios" y la "civilización", entre otros creadores varios de brumas existenciales. Escribo para comprender por qué he actuado de un modo tal y no de un tal otro, por qué hice o dejé de hacer esto o aquello, por qué me arrepentí o no de algunas cosas, por qué di pasos que no quería dar y sí di aquellos que sabía que no tenía que dar. Escribo para aclarar, para despejar, para abrir un tajo en el cielo de la memoria y ver qué se cuela por allí. 
Yo, la verdad, no tengo nada claro. Sobre todo en lo que se refiere a mi propia circunstancia. Menos aún, desde luego, con respecto a las circunstancias ajenas. Veo todo (tal como sucede con mi miopía) fuzzy. Las únicas dos o tres cosas que tengo más o menos claras son las que se vinculan a la escritura, a la literatura y su práctica en todas sus formas. Son las mismas que me permiten atreverme a escribir en estos lugares, a desplazarme por este mar de mediocridad y bajeza (con auspiciosos y novedosos picos de originalidad y creatividad, gracias a todos los dioses, también es justo reconocerlo) que es la web. Son las mismas cosas que me hacen pensar y reafirmar, y por eso este post correspondía que fuera escrito y publicado acá, que la escritura entendida como un acto literario y no como un acto meramente terapéutico, no es para hobbystas de fin de semana. Sobre todo la poesía, que es lo que aquí me compete. 
La poesía, ese lujo inefable del hombre que puede sustraerse a todo para empezar a verlo como el niño que nunca ha dejado de ser, no es para escritores de cabotaje, para señoras que toman el té con masitas o para tangueros trasnochados que no saben hablar de otra cosa que del obelisco y de la minusa que se les fue. La poesía es algo más, es algo que trasciende la mera anécdota, el estúpido racconto de mis triviales estados de ánimo, la enésima pelea con el amor de mi vida o la enumeración caótica de cuanta cosa se me pasa por la cabeza ahora mismo. La poesía es un acto filosófico por el cual el sujeto puede llegar al autoconocimiento para luego compartirlo con sus semejantes. O, mejor, en palabras de Santiago Kovadloff: 

"La poesía preserva una característica de la subjetividad: su carácter inconcluso. Ser sujeto es ser inconcluso, es no poder darse como completud, como un todo acabado, consumado. Y lo que la subjetividad tiene de inconcluso es lo que el individuo tiene de poético. En ese sentido, me parece que se escribe para sostener ante los ojos del lector la experiencia de una subjetividad que se niega a quedar inscripta en el territorio de lo enteramente discernible, en el territorio de lo acabado, de lo inequívoco. Existe una actitud cotidiana que tiende a instalar todo lo real en el campo de los significados, y acaso lo real exceda el campo de los significados; acaso lo real -como enseñan la filosofía, la teología y el psicoanálisis- es significante sin significado, si por significado entendemos lo que está completamente aclarado, lo que está completamente discernido. En tal línea de pensamiento, la poesía pone en escena, verbalmente hablando, la inviabilidad de esa experiencia de la subjetividad que pretende quedar encerrada exclusivamente en el campo del significado."

Es por eso que desde el taller al que concurro (y lo anterior fue extraído de uno de los reportajes de Hacer el verso) se combate, con todas las armas disponibles, al lugar común, la cursilería y la ramplonería. ¿De qué sirve un poema cuyo autor haya tenido la originalísima idea de afirmar en uno de sus versos que el cielo es azul? Todos sabemos que el cielo es azul y estamos más o menos de acuerdo con ello (incluso los daltónicos). No nos dice nada que no sepamos, porque basta con mirar hacia arriba para comprobarlo o, si no nos fuera posible hacer eso, recordar una foto, una película, un sueño... (¿pero en qué sueño un cielo va a ser azul? sólo en el de una persona sin la menor pizca de imaginación). No necesitamos que un poema nos venga a decir lo que ya sabemos. Necesitamos que nos revele aquello que aún no hemos descubierto, sea por nuestra propia impericia o porque aún no nos habíamos detenido a pensar en ello. Si en cambio el poema dijera que el cielo semejaba un matadero o que las nubes se desplazaban por él como majestuosos transatlánticos, ya habremos empezado con la maravillosa permutación poética, con la transformación, la comparación, la metáfora y todos los demás artilugios de que disponemos para mostrarles a los otros cómo nosotros, sujetos inacabados, confusos, hastiados, inconclusos, vemos las cosas y en ese, nuestro ver las cosas, otros podrán identificarse y empezar a pensar a su vez cómo las ven ellos. Es decir, que la poesía es una de las formas que adquiere el conocimiento y por eso ha sido perseguida y combatida desde Platón en adelante. 
Se escribe, en mi opinión, para dar testimonio de nuestro propio e ínsito mundo, con el vivo deseo de que sirva para el conocimiento y deleite de los otros.

10 de mayo de 2009

Sobredosis de poesía

En el último mes participé en varios eventos poéticos (dos fechas de "Vientos Contrarios", ciclo en el cual ahora también participo en la coordinación, el ciclo "Bendita Erato" y "Reunión de Voces") y he sufrido una especie de "sobredosis" de poesía, de poesía leída en voz alta / recitada / declamada / actuada / llorada, según el caso. 
Esta sobredosis no ha operado aún, creo, efectos benéficos, aunque tampoco perniciosos. Mejor dicho, quizá el efecto benéfico ha sido comprobar que un poema debe sostenerse tanto en la lectura en voz alta como también (y quizá primordialmente) en el papel, en la lectura silenciosa y recogida del otro. Uno, como poeta, puede declamarlo, actuarlo, ponerle entonaciones dignas de Oscar Casco y hasta cantarlo con la voz sensual y mimosa de Orleya si quiere, pero si después ese mismo poema no se banca la lectura silenciosa, es decir, si en el papel no dice nada, no tendrá ningún sentido tanto andamiaje oral en vano. Por mi parte, procuro que esto no me suceda, pero no sé si lo he logrado. 
Lo que sí he notado es que, ¡nuevamente!, mi gusto poético choca con el de la mayoría. En el encuentro de poetas "Reunión de Voces" se realizó un mini certamen entre los asistentes y un jurado especial eligió a 9 finalistas, entre quienes los escritores acreditados debíamos elegir al ganador. Pues bien: de los 9 elegidos, en mi opinión sólo dos tenían el suficiente vuelo poético, calidad y originalidad como para merecer una distinción y entre ellos dos uno realmente (Jonatan Márquez) merecía llevarse, insisto, en mi opinión, todas las palmas posibles, no sólo por sus excelentes poemas sino por su juventud (si con apenas 20 años, o quizás menos, escribe así, le auguro un gran porvenir). El resto de los finalistas no hacía más que repetir distintas fórmulas ya gastadas de tan usadas, caer en los típicos, previsibles, aburridos y remanidos lugares comunes en los que caen los poetas en ciernes, en formación e incluso los más avezados (pero aunque así sea se tiene al menos la esperanza de que los más avezados se den cuenta y corrijan rápidamente el rumbo) y previsiblemente también, no fue Márquez el ganador (aunque obtuvo, a Dios gracias, el segundo lugar). Quien ganó fue un poeta ecuatoriano dueño de una verborrágica cultalatiniparla, muy oscura y muy hermética donde alguna que otra metáfora interesante se perdía en un mar de palabras rimbombantes, exculcadas de los más profundos abismos del diccionario de la Real Academia Española. 
¿Y eso es poesía? me pregunto yo con un dejo de tristeza. ¿Una suma de palabras, palabrejas, palabros y palabrotas -no por su carácter de exabruptos sino por su temible desuso? ¿Una maraña de versos incomprensibles, donde lo que finalmente queda es nada? ¿Eso merece ganar y no merece ganar una verdadera voz joven, original, diferente, con poemas de esos a los que uno no puede permanecer indiferente porque con su sencillez, su lucidez, su música y calidad nos dicen algo? ¿No merece ganar aquel que con apenas veinte años ya pisa firme en el resbaloso terreno de la poesía? Y aclaro que no me desagradan los palabros y los términos desusados en un poema. Todo lo contrario. Uso mucho de ellos. Pero procuro que sea en una medida apropiada y que tengan un peso específico y necesario para el poema. De nada sirve amontonar palabras, por más hermosas que suenen o más raras que sean, si lo que se va a terminar diciendo es nada. Un poema siempre dice algo, siempre nos dice, nos recuerda que no somos máquinas entrenadas para trabajar, comer y dormir sino que somos seres humanos y estamos para cosas mucho más elevadas y trascendentes en este mundo. Un poema, por último, es un organismo vivo, no un Frankestein mutilado de palabras rejuntadas aquí y allá.

29 de abril de 2009

Tan sólo una pregunta

¿Es lícito emocionarse ante la propia poesía? ¿Está bien, está bueno, así debe ser?
¿Es porque se logró, entonces, rescatar la esencia de la emoción y transformarla en un acto poético que se desenvuelve de nuevo hacia el otro, que en este caso es uno mismo, que vivió y padeció y sabe de esa particular emoción?
Pero ¿y los otros? ¿Se emocionarán también?
Mi diablillo rebelde me susurra ¡y qué te importa lo que les pase a los demás con tu poesía! Pero yo sé que importa: de otro modo, nada de esto tendría sentido. No se escribe para uno aunque uno sea el origen de toda escritura. Siempre somos uno. Los demás son un espejismo que creamos nosotros mismos. Existen sin nuestra intervención, sienten, viven, se desenvuelven lo queramos o no. Están en un más allá imposible de alcanzar y debemos conformarnos con rozarlos, a veces, con la pálida excusa del amor. Pero lo cierto es que solos nacemos, solos vivimos, solos moriremos. 
Por eso vuelvo a mi pregunta inicial: ¿es lícito emocionarse ante la propia poesía como si fuera ajena?

28 de abril de 2009

Idea, se fue Idea


Imposible permanecer en silencio. Hoy ha muerto Idea Vilariño, una de mis poetas favoritas. Uruguaya, nacida en el seno de una familia de tendencias opuestas (padre anarquista y madre católica), maestra, crítica literaria, hermosísima mujer y amante del novelista Juan Carlos Onetti, Idea Vilariño significa mucho para esto que yo siempre llamo mi "praxis poética". Lo que traducido al lenguaje coloquial quiere decir para mi forma de hacer poesía pero también para mi forma de entender la poesía. 
Sus poemas son breves y desgarradores. El más famoso de todos ("Si muriera esta noche") hoy debe haber sido citado hasta el cansancio en los medios y yo también me sumaré a ellos, pero no aquí sino aquí, donde corresponde. No abusó del lirismo ni de la efusión romántica si bien caminó siempre en ese delicado borde. Sus versos son tristes, pero con una tristeza que los aleja de toda banalidad, de toda posible confusión con la sentimentalidad ñoña que tanto detesto. 
La conocí hace ya muchos años, gracias a una antología del maravilloso CEAL. Me sorprendió. Más aún: me fulminó. Creo que es precisamente esa una de las cualidades cardinales que cualquier poesía-poema-poeta deben tener: fulminar al lector para inmediatamente hacerlo renacer otro, distinto, renovado, nuevo, acaso mejor. Es un morir para seguir viviendo. Su poesía quedó incrustada en mi memoria y cuando tuve acceso a una PC y luego a Internet comencé a coleccionar poemas y notas sobre ella.
Así fue como me enteré de sus tormentosos amores con Onetti y de que ese poema tan maravilloso (y muchos otros) le estaba dedicado. Fue ese amor (im)posible el que la volvió, a mis ojos, aún más admirable y señera, en tanto me hacía sentir tan identificada con mi siempre (im)posible amor por un músico del que aquí no he hablado pero sí lo he hecho aquí. Un músico que siempre vuelve a mí, como el mar. Con quien también vivimos separaciones, lejanías, peligrosas cercanías, difusas indiferencias, escenas dignas de una película de Almodóvar, gritos, reconciliaciones, furias, celos y que, como digo, siempre vuelve. Siempre volvemos. Hemos vuelto hace muy poco, distintos ya, pero unidos aún por un débil hilillo conductor que siempre, para bien o para mal, retoña.
Por eso quiero compartirles aquí, además de algunos links de interés, un fragmento de una nota donde Idea habla sobre su relación pasional con otro artista, acaso -no, definitivamente- la única relación posible para otro artista (porque como dice Julia Cameron, "los artistas aman a otros artistas"... ¡y así es!): 

Pero el encuentro definitivo demoraría algunos meses más. Mientras tanto cultivaron una correspondencia en la que se trataban ridículamente de Usted tomándose algunas licencias: “Pasó el verano y no viniste”, se atrevió a reclamar la Vilariño. De allí a lo inevitable: fueron amantes marcados por explosivas rupturas y reconciliaciones. “Es el último hombre de quien debí enamorarme porque éramos lo más imposible de ligar que había. Nunca entendió el ABC de mi vida, nunca me entendió como ser humano, como persona. Y así teníamos nuestros grandes desencuentros. Si yo hablaba de algo sumamente delicado él me salía con una barbaridad. Decía cosas que me hacían echarlo, imposibles de soportar. Todavía me pregunto por qué aguanté tanto, por qué volví tantas veces. Nos peleábamos y volvíamos a juntarnos, lo echaba, regresaba. Una noche me llamó desesperado para que fuera a verlo. Yo estaba con alguien que me amaba y lo dejé por ir a pasar una noche con él. Y recuerdo que lo único que hicimos fue ponernos de espalda, leyendo un libro él, y yo otro. A la mañana siguiente le agarré la cara y le dije: sos un burro Onetti, sos un perro, sos una bestia. Y me fui”. 
Burro, bestia, perro, a Onetti están dedicados todos y cada uno de los poemas de amor que escribió Idea Vilariño.

“Estás lejos y al sur/ Allí no son las cuatro/ Recostado en tu silla/ apoyado en la mesa del café/ de tu cuarto/ tirado en una cama/ la tuya o la de alguien/ que quisiera borrar/ -estoy pensando en ti no en quienes te buscan/ a tu lado lo mismo que yo quiero-./ Estoy pensando en ti ya hace una hora/tal vez media/no sé./ Cuando la luz se acabe/sabré que son las nueve/estiraré la colcha/me pondré el traje negro/y me pasaré el peine./ Iré a cenar/ es claro”

Relación definitivamente signada por el deseo, las aristas que pudieron o no construir aterrizaban en el sexo. A días y noches de encierro, sucedían meses sin saber nada uno del otro. Se mandaban al demonio una y otra vez. Un día —años después (1961)— las cosas fueron demasiado lejos. En esta ocasión la amenaza fue cierta: “Si te vas —alertó el escritor— no me encontrarás a tu regreso”. La poetisa tomó las palabras como la amenaza de un loco que no entendía la gravedad de la noticia que acaba de recibir: el asesinato del profesor Arbelio Ramírez (eran los días de la visita del Che Guevara a Montevideo) y la llamada del gremio de profesores (Idea era profesora del liceo Vásquez Acevedo) convocando a una asamblea que no admitía demoras. “Si vas, no me encuentras”, repitió Onetti. Sin tomarse en serio el ultimátum, Idea se dirigió a la reunión: “Pero en cuanto pude me escapé y regresé a casa. Cuando vi la luz prendida pensé que estaba pero cuando abrí la puerta sentí como si me golpearan en el pecho. Había dejado una nota insultándome y diciéndome un montón de barbaridades. Y mis poemas, unos poemas de amor que le había dado, estaban arrugados y tirados a los pies de la cama”. Un nuevo (último) encuentro sucedería en 1974 a raíz del terrible cierre del diario Marcha por la censura del régimen militar. El pretexto de la clausura del diario, al que Onetti estuvo estrechamente vinculado, fue la publicación del cuento ganador de un concurso en el cual fue jurado y en el que los militares leyeron un complot contra la dictadura. Onetti fue confinado a tres meses de cárcel y tratado poco menos que como un enajenado mental. A la salida de ese infierno recibió la visita de su antigua amante quien evocó el reencuentro en un texto que cedió para el libro de Gilio y Domínguez: “Quedamos solos y callados. Callados. Pero yo no soy como entonces; algo aprendí; algo me enseñó el recuerdo; siempre sentí no haber tenido más madurez para tratarlo entonces. O es la diferencia entre estar y no estar enamorada. Nos moriremos sin aprender a hablarnos, pregunté. Siempre nos costó, dijo. Te acordás de aquella vez que llegaste, después de tanto tiempo y estuvimos veinte, treinta minutos sin hablar, sentados, yo en la cama y tú en la silla. Me inhibiste siempre en todo. Sí, dijo. Tu también, dije. Una vez me dijiste que no podías comer ni hacer el amor ni... conmigo. Sí, dijo. Y me miraba por momentos; por momentos volcaba la cabeza; se mordía el labio superior, con una expresión de impotencia, de desesperación. Así que yo no sé lo que es el amor. Vos sufrías de amnesia, evidentemente. La primera vez que entré a tu sala del Museo quedé loco por vos. Nunca entendí lo que me pasaba; pero estaba loco por vos. Nunca me lo dijiste. Nunca entendí aquel deseo de posesión, aquel afán dominador. (Yo no recordaba nada parecido). No te dejaba ir a clase (es cierto). No podía soportarlo. Y no se trataba de deseo; si no, no sentiría esta horrible ternura que siento por vos, escribió.

Aquí, la nota anterior completa
Aquí, la noticia de su muerte en El País.
Aquí, poemas suyos.
Aquí, un artículo crítico de la revista madrileña Espéculo.

Y aquí mi pena y mis respetos ante su partida.

6 de abril de 2009

Esplendor

¿Cuántas palabras -en promedio- usará un buen poeta a lo largo de su escritura poética? ¿Será mejor poeta cuantas más use? ¿Logrará mayor concisión y precisión cuantas más palabras de su propio idioma -y de otros- conozca? Apuesto a que sí. 
Los poeñoños no deben usar más de cien palabras promedio, como mucho, llevándose las palmas, desde luego, la palabra "azul", seguida de cerca, quizá, por la palabra "libertad" y otros sustantivos semejantes. Nuestro bellísimo e incomparable idioma castellano (y no "español", como dicen muchos por allí) consta de más de 280.000 palabras. Sí, han leído bien. Más de doscientas mil palabras están a nuestra entera y absoluta disposición a la hora de escribir poesía. 
Leo aquí que

"Se calcula que el español medio en su vida cotidiana utiliza unas 300 palabras; 500, si es culto, aunque conozca muchas más. Un novelista bueno utiliza 3.000. Cervantes usó 8.000. El Diccionario de la Lengua Española contiene unas 283.000 palabras. El Diccionario Esencial de la Lengua Española —que salió hace dos años e incluye sólo los términos que son comunes a todos los países— tiene 50.000. En el Diccionario del Estudiante hay 30.000. Y en el llamado banco del español hay archivadas cerca de un millón y medio de palabras y frases. Con ese registro general de los vocablos en español desde el año 1500 hasta ahora se confeccionará el Diccionario Histórico de la Lengua Española, cuya elaboración llevará unos 20 años. Todas las palabras estarán allí." 

¿No es fascinante saber que hay tamaña cantidad de palabras a nuestra disposición? ¿Que el mundo puede ser nombrado y renombrado una y otra vez, a nuestro entero gusto? ¿No es esta una reafirmación de que la poesía es adánica -también edénica-, de que funda y refunda el mundo cada vez? ¿No es un llamado a la praxis poética inmediata? ¿No es un grito que nos pide que nos pongamos a poemar ya mismo y que nos dejemos de las rimitas usuales y los versitos aburridos y los poemitas llenos de imágenes insulsas, sosas, vistas ya un millón de veces? ¿Qué excusa puede haber para seguir diciendo siempre lo mismo de la misma manera después de saber que hay más de doscientas mil palabras a nuestra disposición? 
Piensen en todos esos colores que aún no hemos usado para dar el matiz exacto de un amanecer o de un ocaso (lila, malvarrosa, magenta, ocre, opalino, carmesí, bermellón, calipso...). Piensen en todas las armas blancas y de fuego que aún no hemos utilizado en nuestros poemas para abrir definitivamente un tajo allí donde sea necesario (faca, facón, cimitarra, sevillana, kriss, culebrina, bombarda, pistoleta, máuser...). Piensen en todas esas plantas y en todos esos árboles que aún no hemos regado en nuestros poemas (maple, chopo, secoya, ciruelo, nogal...).
Las palabras están ahí y no se mueven. Tampoco se mueren porque caigan en desuso o ya nadie las pronuncie. Si un poeta las usa, todo su esplendor se renueva en ese preciso instante. Y si el lector bufa porque tiene que ir al diccionario para saber qué significa, que no se queje. Los diccionarios nunca hicieron daño a nadie. No son un cementerio ni una mera colección. Son, como querían los griegos, un tesoro viviente encerrado entre dos tapas felizmente rebatibles.

24 de marzo de 2009

Siguiendo con el "día de" o los feriados de ocasión

Hoy es un día ideal para los poeñoños. "La realidad" les brinda pasto abundante para sus chorreos emocionales y sentimentales, esta vez con regusto patriótico, reivindicativo y social. Hoy, que debiera ser un día de recogimiento, de silencio, de respeto, de a lo sumo, alguna reflexión más o menos acorde a las circunstancias, encontraréis que todos los blogs de los poetas "sensibles", atentos a lo que pasa "en la calle" (si un poeta está atento a lo que pasa 'en la calle' y no a lo que pasa en su alma su poesía ya está frita) y con "conciencia social", los mismos que adscriben a la deformada tesis de Adorno de que después de Auschwitz no se puede escribir poesía, están llenos de palabras como 'memoria', 'verdad', 'justicia', 'juicio', 'castigo', 'culpables', 'asesinos', 'perdón', y otros tantos colectivos y términos resumidores por el estilo, coronados, desde luego, por las expresiones estrella de estos días: 30.000 (o treinta mil) y nunca más. Y, más todavía, se llena la web y el mundo Facebook con canciones de León Gieco, de Mercedes Sosa, "Los dinosaurios" de Charly, en fin, de lo mismo de siempre. Y se ponen enlaces a sitios "progre", a medios de izquierda (bueno, o algo así, no creo que exista casi ninguno, pero digamos "barnizados" de izquierda), y se hace mucha alharaca y, como no podía ser de otra manera, en nuestro caso, se cita a los poetas de siempre: Gelman y a continuación, los poetas desaparecidos: Paco Urondo, Roberto Santoro, Miguel Ángel Bustos. Y siempre se lo cita, cómo no, a Rodolfo Walsh. Yo misma caí en esta trampa el año pasado.
¿Y por qué asistimos a este carnaval inverso, a esta celebración sin festejo alguno, a las impepinables marchas a Plaza de Mayo, a la referencia inevitables a las Madres y a las Abuelas, y a la insoportable sobrecarga de asquerosa y deleznable poesía de ocasión, de discursos vacuos y altisonantes, de palabreríos que intentan ocultar la vaciedad del pensamiento general? Simplemente porque "hoy" coincide con un "hoy" de hace treinta y tres años. Como si el inicio del Proceso hubiera significado un verdadero corte en el espacio y el tiempo y lo que antes era rosa y pacífico se volvió negro y macabro. Como si antes del 24 de marzo de 1976 no hubiera habido secuestros, torturas, desapariciones y demás aberraciones. Como si el inicio "oficial" de algo que se venía gestando hacía rato y que muchos alentaron, por omisión o por comisión, fuera motivo suficiente para exponernos a todos a esta contaminación visual e informativa que cada año se vuelve más densa, más rancia y, sobre todo, más aburrida. 
Pero pasa algo peor todavía: se diluyen, se licúan, se fagocitan a sí mismos todos los significados y sentidos que esta fecha pudiera tener en medio de tal profusión de significantes confusos, en medio de tal alienación del discurso. Todo se vuelve exactamente lo mismo y los guardianes de la buena conciencia y los bienpensantes se rasgan las vestiduras cuando alguien manifiesta su descontento o, más aún, su total olvido de qué fecha es esta que tanto revuelo produce y que debería producir, en todo caso, contrición, reflexión, una apertura del paréntesis cotidiano para pensar por qué nos pasó, qué hicimos o no para que nos pasara y qué podemos hacer para que no nos pase de nuevo. 
Pero no. Se prefiere siempre el circo, el más perverso circo del dolor. 

22 de marzo de 2009

El día internacional de lo qué?

Hasta hace apenas 30 minutos en este costado del mundo era el comienzo oficial del otoño y, también, el "Día Internacional de la Poesía". ¿Lo qué? Sí, habéis leído bien, estimados lectores. La poesía también tiene su día, qué tanto. Como la mujer, como el trabajo, como los padres, como San Cayetano y como las secretarias. Leo en un blog vecino que fue 

"proclamado por la UNESCO en 2000 "con el fin de que el arte poético no sea considerado un arte en desuso, sino como una herramienta que permite a la sociedad reencontrar y afirmar su identidad".

A ver un momentito, señores de la UNESCO y demás payasos y poeñoños internéticos que aprovechan la volada para invadir las casillas de e-mail con conmovedoras escenas en pps y con conmovedores videos ad hoc y con los infaltables versos de Gabriel Celaya (una vez tituló un poema espectacularmente bien y quedó condenado el resto de su existencia a ser citado por cuanto plumífero hay dando vueltas en el mundo) y con los no menos infaltables idem de Neruda y con toneladas de greenpoetry sazonadas con los más asquerosos y socorridos lugares comunes del universo y aledaños. A ver un poquito: "¿Arte en desuso?", "¿herramienta que permite a la sociedad reencontrar y afirmar su identidad?". Mmm. Lo que más me molesta es "arte en desuso". La otra expresión se puede discutir, se puede reformular, se puede refinar y hasta precisar más. Pero suponer que la poesía es un arte "en desuso" (como una prenda pasada de moda, digamos) y que por eso debe tener un día asignado en el calendario (que en el norteño hemisferio, de donde suelen partir estas craneadas inefables, coincide con la primavera, claro, la estación poética por excelencia) me parece poco menos que risible.
La poesía no necesita días marcados en el calendario ni momentos prefijados ni instancias predeterminadas por academias o instituciones varias. Necesita poetas. Poetas, no poeñoños. No aficionados, no hobbystas, no versificadores de fin de semana. Necesita mentes pensantes y espíritus sensibles. Necesita del asombro iniciático de los niños y de la sabiduría incontrastable de los viejos. Necesita cabezas abiertas a la sorpresa, a la admiración, al espanto también. Necesita hombres y mujeres dispuestos a renombrar cada cosa, a fundar cada cosa, a otorgarle a cada cosa, a cada ser, su verdadero lugar en el cosmos. Necesita justamente eso, cosmólogos, no meteorólogos ni presentadores del noticiero de mi alma. Necesita manos fuertes, capaces de empuñar la pluma o el teclado hasta sangrar. Necesita cojones y ovarios. Necesita toneladas de meditación hacia el interior de uno mismo, necesita toneladas de más poesía escrita desde lo más hondo de cada ser y no desde lo que ya se ha dicho un millón de veces (el cielo es azul, el sol amarillo, las rosas rojas). Necesita ojos pulverizados por la lectura de otros poetas, necesita poliglotas, necesita sabios comprometidos con todas las áreas del saber y no sólo con la literatura. Sobre todo, no necesita que nadie instaure un día para que los payasos de siempre redoblen sus mamotretos por todo el orbe con la excusa de que "es el día de la poesía, vistesssss" y por eso te encajo ración doble de mis esperpentos. No necesita, más todavía, tener un día que la instaure y sancione como un producto de consumo más y, sobre todo, no necesita ningún día en especial, sino toda la vida. 
Y, si no, a las pruebas me remito: prefiero celebrar el comienzo del otoño en lugar de un rídiculo "día de", que rebaja la poesía a un mero segmento de mercado, a una chuchería de salón, a un entretenimiento bien visto para ociosos con "inquietudes" y, sobre todo, con "sensibilidad social". Lo que menos necesita la poesía es seres de esa laya intentando alcanzarla. 
Celebro, pues, el otoño, como corresponde, con poesía:

VIENTO DE OTOÑO 

Hemos visto, ¡alegría!, dar el viento 
gloria final a las hojas doradas. 
Arder, fundirse el monte en llamaradas 
crepusculares, trágico y sangriento. 

Gira, asciende, enloquece, pensamiento. 
Hoy el otoño suelta a sus manadas. 
¿No sientes a lo lejos sus pisadas? 
Pasan, dejando el campo amarillento. 

Por esto, por sentirnos todavía 
música y viento y hojas, ¡alegría! 
Por el dolor que nos tiene cautivos, 

por la sangre que mana de la herida 
¡alegría en el nombre de la vida! 
Somos alegres porque estamos vivos. 

JOSÉ HIERRO 
Alegría, 1947.

17 de marzo de 2009

Con el orgullo de pertenecer...

...hago maravillosa y subliminal y subrepticia y absolutamente desenfadada publicidad de la reedición de dos libros de mi maestro, que, ¡oh casualidad!, me compré la semana pasada pues no los tenía... Y se viene, parece, la reedición del que más nos interesaría aquí: Hacer el verso, que desde ya recomiendo a voz en cuello.
¡Salud, Marce!

Para bien de narradores, poetas y ensayistas en formación, Random House Mondadori acaba de lanzar la cuarta edición de Atreverse a escribir. Prácticas y claves para arrancar de una vez por todas y, asimismo, la cuarta de Atreverse a corregir. Trucos y secretos del texto bien escrito. Son dos libros de Marcelo di Marco (el autor del clásico Taller de corte & corrección) y Nomi Pendzik, para el sello Sudamericana Joven Taller. Altamente recomendables, llenos de generosos consejos, jugosos ejemplos y certeros ejercicios, estos manuales vienen demostrando desde 2002 (año de su primera edición) que son indispensables aliados del escritor a la hora de sentarse a inventar mundos con la palabra. De ellos dijo Fernando Sorrentino: "Es verdad que todos aprendemos a escribir mediante un método que nos impone el mismo trabajo de redacción y que consta de dos movimientos: a) cometer errores; b) advertir los errores y corregirlos. Pero, si además hubiéramos tenido la guía de unos libros como los de Marcelo di Marco y Nomi Pendzik, podemos estar seguros de tres cosas: la tarea habría marchado con fluidez considerablemente mayor; los errores cometidos habrían sido menos serios y más escasos; la corrección habría sido menos extenuante y más eficaz".

Como para no perdérselos.

Más información en

16 de marzo de 2009

La poesía, una fe necesaria

Eso sostiene otro poeta español, José Manuel Caballero Bonald, de quien les acerco algunas palabras, en esta nueva tónica rumiante, brindada por las queridas alertas de Google. El hecho de que se trate únicamente de poetas españoles obedece, creo yo, a que los grandes medios nacionales -Clarín, Página/12, La Nación, etc.- no suelen entrevistar poetas y a que si lo hacen, las googlianas alertas aún no me han alertado dello.
La nota completa puede leerse aquí. He agregado en las entradas anteriores -y en esta también- links donde pueden leer poemas de los poetas en cuestión. 

"La poesía necesita un estado de ánimo especial, una mentalidad para escribir poesía. Yo de pronto puedo perder la fe en la poesía, no escribo poesía durante años, a veces."

"no tenía necesidad de escribir poesía, perdí esa fe necesaria (...). De pronto, el pasado invierno, recuperé ese estado de ánimo, esa necesidad de escribir poesía. Así fueron acumulándose poemas que voy corrigiendo en borradores. El poema para mí es un acto del lenguaje que hay que revisar y que hay que releer mucho, porque hay un adjetivo que debe ser irremplazable y de pronto te das cuenta de que ese adjetivo no está en el sitio que debía. Yo para esto soy muy puntilloso, que llevo casi a la histeria juanramoniana".

"los libros de poemas se hacen por acumulación".